1 feb 2017

¿Qué lugar dejamos a los artistas más pequeños en la cultura?

Por Maru García
Directora y fundadora del centro Crear y Crecer 

A raíz de una situación vivida recientemente en la que nos hemos encontrado frente una realidad muy arraigada en la sociedad actual, al menos en esta ciudad, nos hemos visto obligados a hacernos la pregunta de ¿por qué un concierto o una obra de teatro protagonizada por artistas de poca edad, no sería considerado un evento cultural? No se suele pensar en niños artistas más allá de los que sobresalen en la industria del espectáculo y ¿por qué?
El arte, al igual que el deporte, son actividades de ocio sumamente enriquecedoras para aquellas personas que las practican y más aún si son pequeños. Cuando un niño o niña se interesa profundamente por un deporte aspira a subir de nivel en los equipos y participar en torneos y competiciones que sean cada vez de mayor categoría. ¿Qué pasa con aquellos que se interesan por las artes escénicas? ¿Qué pasa con aquellos que descubren a muy corta edad que disfrutan enormemente de actuar en público y crear y crecer artísticamente? Pues generalmente se les deja seguir formándose en escuelas e instituciones, participar de actuaciones bajo formatos de muestras de alumnos y poco más, con lo pautado que esto significa y muchas veces también muy alejado de la creatividad. O pueden comenzar a participar en cada casting que encuentren con el sueño de que "los descubran" y pasen a formar parte de la industria del espectáculo trabajando y participando en comerciales o en series de TV, lo que muchas veces acaba en situaciones de explotación o sobre carga laboral provocando bloqueos emocionales (de hecho me sigo asombrando de ver "escuelas de teatro" cuya forma de demostrar sus resultados es mostrando a los alumnos que participan de publicidades).
Triste historia para nuestros diamantes en bruto que son los pequeños artistas. Pero a nosotros las historias tristes no nos detienen, sino que al contrario nos impulsan y nos inspiran.
Hace ya tiempo que a parte de los cursos de nuestro centro, damos voz y espacio de acción a un grupo de niños y niñas que se apasionan por el teatro y la música, que les gusta crear, trabajar, ensayar, divertirse en grupo, actuar frente al público, preparar la escena y oír los aplausos!! Madre mía cuánto disfrutan de los aplausos!! Y yo les veo trabajar día a día, semana a semana, mes a mes y año a año. Escuchar con paciencia las críticas de sus pares, las indicaciones, superarse una y otra vez con aquello que se les hace difícil. Les veo como se reconocen a sí mismos como un grupo artístico, como sus personalidades toman forma dentro de ese mundo, como aprenden y sueñan cada vez más y más porque ya han descubierto la diversión que se puede encontrar en el trabajo de un proyecto escénico y el placer de concretar algo que en un momento fue una idea y luego acabó siendo una realidad en un escenario frente al público.
Un grupo de rock que toca en cualquier sala o festival es un grupo que se junta a ensayar, que componen temas propios o no, que tocan canciones de otros grupos o no, que buscan fechas para tocar, que sueñan con dar conciertos, que luego de una actuación piensan las cosas que han hecho bien y las que no, las que les han hecho sentir mejor o peor, cuidan sus instrumentos, se divierten en los ensayos, escuchan y aprenden de lo que toca otro músico, etc. ¿En qué cambia que los músicos de los que hablamos tengan entre 6 y 12 años? ¿O que haya dos adultos con ellos ayudando a organizar el ensayo y compartiendo sus conocimientos musicales y escénicos? En muchos grupos sucede lo mismo sólo que quizás no hay diferencia de edad sino simplemente de experiencia, un integrante con más experiencia suele guiar al resto.
Una compañía de teatro se junta a ensayar, a realizar lectura de guiones, a trabajar escenas y personajes, a realizar entrenamiento actoral, a improvisar sobre diferentes temáticas, se divierten durante los ensayos, aprenden unos de otros, se dejan llevar por las emociones y la soltura, juegan a ser quienes no son, comparten los nervios previos a las presentaciones, se ayudan y apoyan mutuamente con consejos y relatos de experiencias vividas, se dejan dirigir, trabajan la voz, etc. ¿Qué diferencia hay si estos actores o actrices tienen entre 6 y 12 años? Muchos adultos desearían tener el talento que tienen algunos de estos pequeños, o sea que tampoco la cuestión pasa por talentos o habilidades.
Esto es un problema de concepto, de visión. No se ve a los niños como a personas sino como a alumnos, no se les escucha, no se les ofrece espacio, no se les deja volar en este mundo de las artes escénicas. Deberán esperar a tener 18 o 20 años, quizás un poco antes, para que les empiecen a escuchar y puedan empezar a rodar con sus proyectos, deben renunciar a la posibilidad de disfrutar de los escenarios sin la presión de formar parte de un producto de la industria y con la soltura de la niñez y, por supuesto, de crecer de la forma que solo se logra con las actuaciones en público.

Cada minuto que paso con esta compañía recarga todas mis energías para soñar y trabajar, porque imaginar tener sus edades y acceso a lo que ellos tienen con el interés ya tan orientado, con la contención emocional y libertad creativa, me hace ver esos artistas adultos del futuro como personas felices por tener una pasión desarrollada desde su infancia.
Esta imagen me vale para dedicarles mil horas de trabajo y más para ayudarles a ganar ese espacio en la sociedad y cambiar el preconcepto que se tiene sobre sus capacidades artísticas de formar una compañía real, siendo ejemplo para más personas pequeñas que sueñan con el mundo de los escenarios.

Comparto con ustedes algunos momentos de la compañía:

Artista brillante, lleva 6 años con nosotros, tiene 11, estudia en el conservatorio, actúa, toca, canta y es felíz en los escenarios. Reír y hacer reír es su principal pasión.


Ensayo escénico antes del debut de Combo Rock, nervios y concentración 



A raíz de que los integrantes del conocido grupo Amaral vieron un vídeo de una de sus canciones tocada por nuestro Combo Rock fuimos invitados a su prueba de sonido en la plaza de Toros de Alicante. Concentración, alegría y admiración por lo que veían. Luego de la prueba de sonido se quedaron a ver el concierto junto a sus familias.

Uno de tantos momentos de improvisaciones previos o posteriores al ensayo de la obra. Aquí tenemos cinco integrantes, algunos que llevan entre 4 y 6 años con nosotros, tres de ellos van al conservatorio a la vez que actúan y tocan en el grupo de Combo Rock, todos son felices en el escenario y creando.

Momento de ensayo y trabajo sobre una composición del bajista (7 años) que se está transformando en una canción de rock instrumental.

Momentos de ensayos donde conocen el mundo de los pedales y sonidos de la guitarra eléctrica. Concentración total


Estos son sólo algunos de los momentos que se viven en la compañía, pero sirven para reflejar la seriedad con la se toman esto y por qué se merecen un lugar en la cultura de la ciudad. Les quiero, respeto y admiro como artistas y como personas, por eso me empeño en hacer conocer los resultados de su trabajo y me niego rotundamente a decirles a estos artistazos que lo que ellos hacen NO ES CULTURA. Se que la vida y los hechos hablan más que cualquier nota, se que serán ellos mismos los que digan con sus trabajos que LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS ARTISTAS SE MERECEN EL MISMO RESPETO QUE LOS DE MAYOR EDAD Y TIENEN MUCHO, MUCHO PARA DAR Y DECIR.

¡Nos vemos en el próximo espectáculo!

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